¿Por qué las chicas recorren menos distancia que los chicos en competiciones de Cross?

Estamos en estos momento inmersos en la temporada de Cross, en plenas competiciones de los distintos campeonatos regionales de donde saldrán los atletas que irán al nacional. Sin ir más lejos, el pasado fin de semana se disputó en Cenicero el Campeonato de La Rioja individual de cross.

En esta competición, que data de mediados del siglo XIX en Inglaterra, nos encontramos con una situación anacrónica pero normalizada, algo que no solo ocurre en nuestra región, sino en la mayor parte del planeta y es que las distancias que recorren las chicas son menores a las de los chicos. Esta diferencia entre los sexos en este tipo de pruebas se ve con total naturalidad, aunque parece que las cosas tienen visos de cambio.

Para hacernos una idea de lo que hablamos, en el pasado Campeonato de La Rioja, las atletas en categoría absoluta femenina debían recorrer una distancia de 7.750 metros, mientras que los hombres debían hacer 9.250 metros. En el resto de categorías nos encontramos la misma situación, con una diferencia de distancias entre hombres y mujeres de entre el 16 y el 34%.

Que se conozca, desde que Kathrine Switzer corriera una maratón en 1967, las mujeres han demostrado más que de sobra que pueden correr las distancias que se propongan, igual que los hombres. Entonces ¿cuál es el motivo?

Para encontrar una respuesta hay que remontarse hasta los Juegos Olímpicos de 1928 en Ámsterdam. En este año, las mujeres compitieron por primera vez en unas olimpiadas en atletismo y gimnasia, a pesar de las reticencias de los sectores más conservadores, incluido el Barón Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos. Con la retirada de la presidencia del COI de Coubertin por enfermedad en 1925 se consiguió una cierta apertura a la mujer en los Juegos Olímicos.

En las olimpiadas de Ámsterdam, a las atletas femeninas se les permitió competir solo en 5 disciplinas: 100m, 800m, relevos 4×100m, salto de altura y lanzamiento de disco. El 2 de agosto de 1928 se disputó la final de 800 metros femenina en la que la vencedora fue la alemana Lina Radke, consiguiendo el récord mundial con 2:16.8.

Tras esta carrera los medios de comunicación más sensacionalistas publicaron imágenes de las atletas en meta exhaustas tras la competición. El periodista John Tunis escribió en el New York Evening Post: «Below us on the cinder path were 11 wretched women, 5 of whom dropped out before the finish, while 5 collapsed after reaching the tape.»
«Allí abajo, en la pista de ceniza, había 11 pobres mujeres, 5 de las cuales abandonaron antes de llegar, mientras que 5 cayeron desmayadas tras cruzar la meta.»

Hubo medios que cuestionaron incluso la orientación sexual de estas mujeres y su capacidad de reproducción.

La realidad de aquella carrea fue bastante distinta a lo que los medios de comunicación contaron: no hubo 11 corredoras en esa prueba, sino 9. Sólo una de ellas se retiró antes de llegar a meta y sólo una cayó al suelo a la llegada debido, al parecer, a las altas temperaturas de ese día.

De todas formas, los mensajes de los periodistas calaron en la sociedad y en el Comité Olímpico, y tras esta controversia, las pruebas atléticas de larga distancia para mujeres fueron retiradas de las olimpiadas hasta 1960.

Tuvieron que pasar 24 años más para que las mujeres pudieran participar en un maratón durante unos Juegos Olímpicos. Fue el 5 de agosto de 1984 cuando las mujeres compitieron por vez primera en unas olimpiadas en la modalidad de los 42,195 kilómetros. La vencedora fue la atleta estadounidense Joan Benoit con un tiempo de 2h24’52”.

Pero aún tuvo que pasar más tiempo para que las mujeres pudieran competir en una carrera de 3.000 metros obstáculos durante unas olimpiadas. No fue hasta los Juegos olímpicos de Pekín en 2008, nada menos que 108 años después de que se disputara por vez primera esta disciplina de atletismo en unas olimpiadas. Esto da una idea de la falta de lógica a lo largo de la historia en las normas de las competiciones en cuanto a sexo se refiere.

La penúltima batalla por la igualdad de sexos en competiciones atléticas la inició la atleta norteamericana Erin Taylor-Talcott, quien en 2016 consiguió que la IAAF autorizara la participación de mujeres en la prueba de 50 kilómetros marcha en el Campeonato del mundo. Sin embargo, en esta disciplina la lucha continua pues todavía no se ha decidido si la prueba de 50 kilómetros marcha femenina podrá disputarse en los Juegos Olímpicos de Tokio. El pasado 4 de febrero, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) se declaraba incompetente para dictaminar sobre la petición de siete atletas femeninas, incuida Taylor, para incluir esta prueba en los próximos Juegos Olímpicos. La decisión ahora queda en manos del Comité Olímpico Internacional.

Y así, llegamos hasta el día de hoy con las distancias de Cross para mujeres. A la pregunta de ¿por qué las mujeres recorren menores distancias que los hombres en las pruebas de Campo a Través?, las respuestas que podemos encontrar son cuanto menos vagas en argumentos (por no catalogarlas de peregrinas), desde cuestión de tradición “porque siempre ha sido así”, hasta razones de logística “en un campeonato de cross con horarios ajustados aumentar las distancias en mujeres alargaría la competición”.

A pesar de todo, las cosas parecen que van cambiando. En 2015 la IAAF cambió la normativa de las categorías absolutas de Cross, para que hombres y mujeres corrieran las mismas distancias a partir de la siguiente temporada en los campeonatos mundiales. Sin embargo, la normativa para las categorías menores y Máster se mantuvo igual.

En edades menores hay algunos sectores que se justifican argumentando que las chicas jóvenes sufren alteraciones en el desarrollo si realizan pruebas en distancias largas de cross. Esa justificación pierde la razón en categorías juveniles y junior, donde las chicas se suponen que han completado el desarrollo y aún así tienen que correr menos distancias que los chicos en cross.

En Estados Unidos hay desde hace tiempo entrenadores de colegios e institutos que tratan de que las cosas cambien. Estos entrenadores preparan a las chicas para competir en las mismas distancias que a los chicos e incluso organizan pruebas de cross en las que las chicas compiten en igualdad de condiciones que los chicos.

Las pretensiones y buenas intenciones de estos entrenadores estadounidenses chocan al final con la Federación de su país, con las competiciones oficiales y con las universidades, pues cuando estas chicas pasan a la universidad, tienen que adaptarse a las distancias oficiales.

Por el contrario, en Canadá se aprobó en 2019 que en las competiciones universitarias de campo a través a partir de este año 2020, las distancias a recorrer serían de 8 kilómetros tanto para hombres como para mujeres.

En el Reino Unido el club East London Runners fundó en 2017 el movimiento RunEqual con el que se pretende que las distancias recorridas por hombres y mujeres en competiciones de campo a través sean la mismas. Las propias atletas del club fundador de este movimiento se niegan a participar en competiciones donde no exista igualdad de recorridos entre ambos sexos e instan a que el resto de clubes hagan lo mismo.

Pero además las mujeres en cross cuentan con un hándicap añadido y es que, en competiciones mixtas, las Federaciones no sueles admitir las marcas oficiales obtenidas por las atletas femeninas por considerar que los atletas masculinos puedan hacerles de liebres, algo que no ocurre en otras pruebas.

Visto lo visto, llegamos a la conclusión de que no hay motivo para que las mujeres corran distancias menores que los hombres en cross. ¿Alguien se imaginaría hoy una “maratón corta” para mujeres? El cross parece que se ha quedado anclado en el tiempo a diferencia del resto de disciplinas atléticas. Y mientras se mantenga esta norma sin ningún motivo, se está dando por hecho que las mujeres son menos capaces en este tipo de pruebas, algo totalmente falso e injusto.