El “Stravismo”, cuando el entrenamiento se convierte en competición virtual

Termina el entrenamiento y, antes incluso de estirar, llega el segundo gesto automático: abrir Strava, poner título, añadir un emoji que no delate lo cansado que estás y esperas (como quien mira el horno) a que suban los kudos. Si te reconoces, no estás solo: la mayor red social del deporte se ha convertido en rutina para una comunidad gigantesca, con más de 135 millones de usuarios y 51 millones de actividades por semana. Es un logro tecnológico… y un cóctel perfecto para la comparación constante.
La fijación de algunos corredores y ciclistas por obtener buenos resultados en la popular aplicación de seguimiento deportivo Strava, hasta el punto de que cada entrenamiento se convierte en una competición, es un fenómeno cada vez más reconocido. Si bien no existe un término clínico oficialmente acuñado para esta conducta, ha sido descrita popularmente como «Stravismo» o «ansiedad por Strava» en un contexto más amplio de la psicología deportiva y el impacto de las redes sociales.
Esta obsesión se caracteriza por una preocupación excesiva por las métricas de rendimiento que se publican en la plataforma, tales como la velocidad, la distancia, el desnivel y, sobre todo, los «KOMs» (King of the Mountain) o «QOMs» (Queen of the Mountain) en segmentos de ruta específicos. No es un diagnóstico médico, pero sí un patrón de conducta cada vez más visible: correr para el feed, entrenar para la corona o sentirse pequeño cuando el amigo clava un PR. Para los deportistas afectados, la validación social a través de los «kudos» (el equivalente a los «me gusta») y los comentarios de otros usuarios se convierte en una fuente principal de motivación, eclipsando el disfrute intrínseco de la actividad física.
Un estudio dirigido en 2022 por la Doctora en Filosofía y psicóloga deportiva Hayley C. Russell con corredores universitarios, resumía el mantra del ecosistema: “Si no está en Strava, no sucedió”. El estudio subraya que la misma herramienta que socializa y motiva también puede erosionar el disfrute cuando la comparación se prioriza. En palabras de Russell, lo esencial es preguntarse si el valor que te aporta Strava “supera lo negativo” que introduce en tu experiencia como corredor o ciclista. Es decir, ¿te está ayudando a ser más activo o te está robando la paz?
En paralelo, investigadores que han examinado Strava y el bienestar psicológico describen un paisaje matizado: beneficios sociales reales (más compañía, más constancia) conviven con picos de ansiedad en quienes tienden a compararse.
El contraste es llamativo si miramos el último “Year in Sport”. 2024 trajo más objetivos cumplidos que nunca (72% en running y 77% en ciclismo) y un auge de las salidas grupales. La comunidad está viva y, bien usada, la plataforma refuerza hábitos y tejido social. Pero el mismo escaparate que celebra tu maratón también castiga tu día de “zona 2” si lo lees como una auditoría pública.
Los entrenamientos pierden su propósito original, ya sea de recuperación, de base aeróbica o de técnica, para transformarse en un esfuerzo máximo constante con el objetivo de registrar tiempos y datos impresionantes. Esto puede acarrear una serie de problemas:
- Sobrerentrenamiento y lesiones: La necesidad de rendir al máximo en cada salida aumenta significativamente el riesgo de fatiga crónica y lesiones por sobrecarga.
- Ansiedad y estrés: La presión autoimpuesta por mantener un cierto estatus en Strava puede generar ansiedad antes, durante y después del ejercicio. Un «mal» resultado puede afectar negativamente el estado de ánimo y la autoestima.
- Pérdida de la motivación intrínseca: El deportista deja de correr o pedalear por el placer de hacerlo, por la conexión con la naturaleza o por los beneficios para la salud, y lo hace principalmente por la recompensa externa de la validación en la red social.
- Comparación social constante: Strava fomenta un entorno de comparación constante con otros deportistas, lo que puede llevar a sentimientos de envidia, frustración e insatisfacción si no se logran los resultados deseados o si otros parecen estar en mejor forma.
- Comportamientos de riesgo: En la búsqueda de mejores tiempos en los segmentos, algunos usuarios pueden llegar a tomar riesgos innecesarios, superando sus límites físicos de manera peligrosa.
Hay, además, un ángulo que rara vez entra en el debate cuando hablamos de ansiedad por las métricas: la privacidad. Publicar rutas, horarios y ritmos dibuja tu vida con más detalle del que crees. Strava ofrece controles sólidos como ocultar inicio y final, esconder mapas por defecto o limitar quién ve tus actividades, pero pocos deportistas los configuran a conciencia. El consejo aquí es simple y práctico: ajusta la visibilidad a Followers o Only You cuando toque, y crea «zonas de privacidad» alrededor de casa o del trabajo. Ganarás calma… y seguridad.
El «Stravismo» no va de demonizar una herramienta que, para muchos, fue el empujón para volver a moverse o para conocer gente con la que salir a rodar. Va de poner límites a una cultura que confunde «entrenar» con «publicar» y «mejorar» con «gustar». Y sí, hay formas efectivas de bajar el volumen sin perder la música:
- Reenfoca el objetivo: el plan manda, no el feed. Si toca suave, que quede suave, aunque tu gráfico quede “feo”.
- Higiene digital: silencia notificaciones de kudos y elimina segmentos que te tientan a competir en rodajes.
- Dieta de exposición: una semana con actividades en privado es un termómetro honesto. Si respiras mejor, ya tienes tu dato.
- Criterio con los datos: mira menos el número aislado y más la tendencia (sueño, fatiga, continuidad). El cuerpo no entiende de coronas; entiende de cargas y descansos.
La gracia de todo esto es que no hay que dejar Strava para sanar la relación con Strava. La plataforma ya está virando hacia un discurso menos obsesivo y eso es una buena noticia. Pero el algoritmo no va a decidir por ti. El mando lo tienes tú.
Los kudos son agradables, como el aplauso en meta, solo que el aplauso dura segundos y el entrenamiento, meses. Si alguna vez dudas, prueba este filtro: ¿lo haría igual si nadie lo viera? Si la respuesta es «sí», estás corriendo para ti y esa es la única métrica que realmente importa. Si la respuesta es «no», entrena en privado hasta que el «sí» salga solo.
